Una cuestión que suele causar gran indignación a una amplia fracción de nuestra sociedad es la elevada cantidad de hijos que tienen las familias lumpen (pobres). Antes de abordar la cuestión esencial de este artículo debemos recordar que, según Marx, los lumpen son personas que han quedado fuera del proceso de producción capitalista, sin grandes perspectivas de ser reincorporados a él.
Cabe preguntarnos por qué es que los lumpen tienen tantos hijos. Creo que una generalización conduciría necesariamente a un error, puesto que evidentemene para cada familia pesarán razones distintas y sus miembros desarrollarán una forma distinta de relacionarse entre sí. No obstante, me parece incierto el planteo de que carezca de lógica o que sólo se deba al bajo nivel de educación. En los siguientes párrafos voy a sugerir una posible razón para tener tantos hijos, ésta seguramente no reflejará lo que pasa en todos los casos, pero seguramente sí a varios.
Cuando el jefe de familia se queda en su casa sin trabajar, ni siquiera mendigar, es decir, sin producir ingreso alguno, entonces es evidente que vive de lo que produce otra persona. De los niños que vemos a diario mendigando, algunos volverán a sus casas con el dinero obtenido y se lo entregarán a su padre, éste usará ese dinero para adquirir alimentos para sus hijos. Lo decisivo de este proceso es la existencia de un plusvalor (una diferencia) entre el valor de lo que el hijo produce y lo que el padre gasta para alimentarlo, éste será apropiado por el padre. Obviamente, cuantos más hijos haya mayor será la suma de dinero que le quedará al padre.
Este proceso guarda algún grado de similitud con la explotación capitalista sobre la fuerza de trabajo, no obstante es necesario describir algunas diferencias esenciales:
1° Resulta obvio que no porque el padre se apropie de este pequeño plusvalor deja de ser pobre
2° En este proceso no se produce la llamada „acumulación de capital“, sencillamente porque el plusvalor es tan pequeño que apenas alcanza para cubrir el costo de vida del padre.
3° El trabajador en un sistema de producción capitalista es „formalmente libre“, es decir que, si bien no puede evitar el hecho de tener que trabajar para alguien, puede elegir para quién trabajar. El hijo en este tipo de familia no es ni siquiera „formalmente libre“ puesto que no puede cambiar de familia, por lo tanto en este aspecto su figura se asemeja más a la de un trabajador de las sociedades esclavistas.
Hechas estas aclaraciones agregaré lo siguiente: este sistema posee la capacidad de reproducirse de una generación a otra. Ya decía Perón: „las ideas vencen al tiempo“; bueno pues en este caso sería más bien: „la pobreza vence al tiempo“. Supongamos que nos encontramos en el período 1 (T1), tenemos al padre X1 y a sus hijos explotados Y1, Y2, Y3, Y4, Y5. Luego tendremos el período T2, el padre X1 ya habrá fallecido, pero en su lugar tendremos a sus 5 hijos que ahora se convirtieron en padres X1, X2, X3, X4, X5. Algunos de sus hijos repetirán el proceso lo cual conduce a que cada vez más personas se encuentren dentro de esta dinámica, además del hecho de que habrá cada vez más lumpen. Es una multiplicación natural de la cantidad de pobres, a la que obviamente se suman los nuevos pobres que nuestra sociedad va creando.
Voy cerrar este artículo recordándoles que no todos se manejarán de esta manera, pero que los padres de estas familias lumpen no son ni locos ni idiotas, poseen una lógica propia que, para el caso descrito, es tan perversa y similar a la de la explotación capitalista que sorprende ver a la gente „bien“ horrizándose de lo que hacen los lumpen, cuando ellos mismos también se apropian del trabajo ajeno.